mariooweb
 
  Home
  Devociones
  María
  Reflexiones
  => los gansos
  => tres arboles
  => corazonperfecto
  => El Árbol de la Cruz
  => Pan de Cristo
  => El por qué de la Navidad
  => Quiero ser televisor
  => Adoración
  => El cuarto rey mago
  => Desde el pozo al cielo
  => La flecha de la verdad
  => La vida es
  => La carta de Dios
  => El corazón de un niño
  => Se venden cachorros
  => abandono
  => abnegación
  => adelante de DIos
  => pajaro en el pantano
  => no es mi problema
  => el gran diamante
  => La maravilla de ser hijo de Dios
  => Inventario de tus dones
  => La herramienta preferida
  => dos células
  => tu puedes triunfar
  => hombres desorientados
  => el barbero
  => encontrando a jesus
  => entrevista a Dios
  => La nota que faltaba
  => La cuerda floja
  => A esto le llamo amor
  => servir a los demás
  => Una fortuna sin saberlo
  => La puerta del corazon
  => Zapatos para Jesus
  => Un paseo en bicicleta
  => Navidad es amor
  => El árbol de los problemas
  => quien se lleva al Hijo
  => no te parece extraño
  => el dia que Jesús guardo silencio
  => El hermano mayor
  => una penitencia curiosa
  => Eligiendo mi cruz
  => huellas en la arena
  => La silla vacia
  => La tienda del cielo
  => La amistad
  => amor es escuchar
  => dejate_mirar_por_jesus
  => La felicidad es un trayecto
  => El aguila entre los patos
  Contacto
  Libro de visitantes
  Oraciones
  Santos
  Libros
  visitanos
  Imágenes
  Directorio Católico
  defensa de la vida
  Audio
La silla vacia
LA SILLA VACÍA


La hija de un hombre le pidió al sacerdote que fuera a su casa a hacer una oración para su padre que estaba muy enfermo. Cuando el sacerdote llegó a la habitación del enfermo, encontró a este hombre en su cama con la cabeza alzada por un par de almohadas. Había una silla al lado de su cama, por lo que el sacerdote asumió que el hombre sabía que vendría a verlo.
"Supongo que me estaba esperando", le dijo. "No, ¿quién es usted?", dijo el hombre. "Soy el sacerdote que su hija llamó para que orase con usted, cuando vi la silla vacía al lado de su cama supuse que usted sabía que yo estaba viniendo a verlo"

"Oh sí, la silla", dijo el hombre enfermo, "¿Le importa cerrar la puerta?" El sacerdote sorprendido la cerró.

"Nunca le he dicho esto a nadie, pero... toda mi vida la he pasado sin saber como orar. Cuando he estado en la iglesia he escuchado siempre al respecto de la oración, que se debe orar y los beneficios que trae, etc., pero siempre esto de las oraciones me entró por un oído y salió por el otro pues no tengo idea de cómo hacerlo. Entonces hace mucho tiempo abandoné por completo la oración. Esto ha sido así en mi hasta hace unos cuatro años, cuando conversando con mi mejor amigo me dijo: "José, esto de la oración es simplemente tener una conversación con Jesús. Así es como te sugiero que lo hagas... te sientas en una silla y colocas otra silla vacía enfrente de ti, luego con fe miras a Jesús sentado delante de ti. No es algo alocado hacerlo pues Él nos dijo: "Yo estaré siempre con ustedes." Por lo tanto, le hablas y lo escuchas, de la misma manera como lo estás haciendo conmigo ahora mismo"

"Así lo hice una vez y me gustó tanto que lo he seguido haciendo unas dos horas diarias desde entonces. Siempre tengo mucho cuidado que no me vaya a ver mi hija pues me internaría de inmediato en la casa de los locos".

El sacerdote sintió una gran emoción al escuchar esto y le dijo a José que era muy bueno lo que había estado haciendo y que no cesara de hacerlo. Luego hizo una oración con él, le extendió una bendición, los santos óleos y se fue a su parroquia.

Dos días después, la hija de José llamó al sacerdote para decirle que su padre había fallecido. El sacerdote le preguntó:

-¿Falleció en paz?

-Sí, cuando salí de la casa a eso de las dos de la tarde me llamó y fui a verlo a su cama, me dijo lo mucho que me quería y me dio un beso. Cuando regresé de hacer compras una hora mas tarde, ya lo encontré muerto. Pero hay algo extraño al respecto de su muerte, pues aparentemente justo antes de morir se acercó a la silla que estaba al lado de su cama y recostó su cabeza en ella, pues así lo encontré. ¿Que cree usted que pueda significar esto?"

El sacerdote se secó las lágrimas de emoción y le respondió:

- "Ojalá que todos nos pudiésemos ir de esa manera".


PRINCIPAL
 
   
NOTICIAS  
   
 
 




 
Hoy habia 185140 visitantes (415473 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!
Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis