El reino de los cielos se parece a dos hermanos que vivían felices y contentos hasta que recibieron la llamada de Dios para que fueran sus discípulos...
El de más edad respondió con generosidad a la llamada, aunque tuvo que ver como se desgarraba su corazón al separarse de la familia..., y de la muchacha a la que amaba y con la que soñaba casarse... Pero al fin se marchó a un país lejano donde gastó su propia vida al servicio de los más pobres de entre los pobres.
Se desató en aquél país una persecución, fue detenido, falsamente acusado, torturado y condenado a muerte...
Y el Señor le dijo: "Muy bien, siervo fiel y cumplidor, me has servido por el valor de mil talentos, voy a recompensarte con mil millones de talentos... ¡Pasa al banquete de tu Señor!
La respuesta del más joven fue mucho menos generosa... Decidió ignorar la llamada, seguir su camino y casarse con la muchacha a la que amaba.
Disfrutó de un feliz matrimonio, le fue bien en los negocios y llegó a ser rico y prospero...
De vez en cuando daba limosna a algún mendigo y se mostraba bondadoso con su mujer y sus hijos. También de vez en cuando, enviaba una pequeña suma de dinero a su hermano mayor que se hallaba en un remoto país y le ponía una nota en la que decía: "Tal vez con esto puedas ayudar mejor a esos pobres diablos!..."
Y cuando le llegó la hora, el Señor le dijo: "Muy bien, siervo fiel y cumplidor. Me has servido por el valor de diez talentos... Voy a recompensarte con mil millones de talentos... ¡Entra al banquete de tu Señor!"...
El hermano mayor se sorprendió al oir que su hermano iba a recibir la misma recompensa que él..., pero se alegró sobremanera y dijo: "Señor, aún sabiendo esto..., si tuviera que nacer de nuevo y volver a vivir, haría exactamente lo mismo que he hecho".
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